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MÚSICA EN LOS FILMS DE INGMAR BERGMAN

 

No puedo negar que es Ingmar Bergman unos de los referentes emocionales e intelectuales de mi vida. Disfrutar de sus películas, leer sus libros me ha hecho sentir menos sola. El legado de Bergman es un oasis dentro de un mundo donde lo efímero es la única nota permanente. Parafraseando a uno de sus personajes ¿no es mejor escuchar las canciones de los gigantes en vez de oír tararear a los enanos? Pues de ello quiero hablar, de la música de gigantes que este gigante incluyó en sus films, no solo era melómano sino conocedor y amante de la música.

No se entiende ninguna película de Bergman sin la música que seleccionó para cada relato, imagen y sonido exquisitamente encadenados a la narración, sin la extraordinaria utilización que hace de los silencios. 

Desde sus comienzos, con los compositores suecos, Erland von Koch, autor de la música de sus primeras películas como director (Crisis, Llueve sobre nuestro amor, Barco hacia la India, Noche eterna, Puerto, Prisión (https://youtu.be/q9vpQq0Stog) y Erik Nordgren (La sed, Esto no puede ocurrir aquí, Juegos de verano, Tres mujeres, Un verano con Mónica, Sonrisas de una noche de verano, El séptimo sello, Fresas salvajes (https://youtu.be/8qYVaoKnL_M), El rostro, El manantial de la doncella, ¡Esas mujeres!) a Karl-Birger Blomdahl (Noche de circo (https://youtu.be/kgwcjS-QHUU), Sueños) y Lars-Johann Werle (Persona (https://youtu.be/5HCknM2nit8 ), La hora del lobo). 

En 1949 en la Hacia la felicidad (https://youtu.be/Ki81xYPQMuA)Bergman incluyefragmentos musicales de Beethoven, Smetana, Mendelssohn y Mozart, siendo esta la primera vez que introduce música clásica. 

En sus films, Bergman muestra predilección por algunos compositores que ocupan lugar destacado, como Johann Sebastian Bach y Frédéric Chopin, además de Ludwig van Beethoven, Robert Schumann o Johannes Brahms, como en El silencio (https://youtu.be/7NrqRKxFQ24). 

Pero es Bach quien los gana a todos, incluso la última película del maestro se titula Saraband (https://youtu.be/A-M2ELKGRHU ), donde incluirá la zarabanda de la suite núm. 5, evocadora de una profunda y lúgubre tristeza. La maravillosa música de Johan Sebastian Bach aparece en Como en un espejo (Zarabanda de la suite núm. 2), Los comulgantes, El silencio, Gritos y susurros (https://youtu.be/eka1NVQwMGs) (Zarabanda de la suite núm. 3) y Sonata de Otoño (Única película que realiza con Ingrid Bergman, su compatriota). En este film, como en Saraband, la música es un personaje más del relato. La escena en la que Charlotte (Ingrid Bergman) le muestra a su hija Eva (Liv Ullman) como realmente debe de interpretarse a Chopin, Preludio Op. 28, numero 2, supone uno de los hitos en la historia de la interpretación. (https://youtu.be/CxA94uSQ-t0?list=RDGMNkniC-9hs). 

Si como afirmo Bach es el compositor, en mi opinión, preferido de este cineasta, tampoco hay que olvidar que Bergman realiza en 1975 una película titulada La flauta mágica, como evidente muestra de devoción a la ópera homónima de Mozart, devoción que Bergman dice sentir desde su infancia, una ópera en dos actos y la última ópera de Mozart. La película comienza con la obertura de la ópera y los personajes van apareciendo entre el público que asiste como si se tratara de una obra de Teatro. (https://youtu.be/l17SQeytHN8

Como anécdota íntima, la que fuera famosísima pianista Kabi Laretei, fue esposa durante años de Ingmar Bergman y ejecutó muchas bandas sonoras de sus películas, incluso estando ya divorciados.

Bergman tampoco olvidó la música tradicional sueca como podemos descubrir en esa delicia que supone Fanny y Alexander (https://youtu.be/uUVeIaWfvok).

Ingmar Bergman no es el primer realizador en crear tándem perfecto con compositores como ocurre con Erland von Koch o Erik Nordgren. En la historia del cine encontramos, por citar algunos ejemplos, a Roberto Rossellini y su hermano, el músico Renzo Rossellini, a Alfred Hitchcock con Bernard Herrman, a Federico Fellini con Nino Rota… cine cuyas historias están indisolublemente ligadas a esas creaciones musicales y, me atrevo a decir, no hubieran transcendido como lo hicieron sin esa música incidental creada exprofeso para esas obras.

Set de rodaje Sonata de Otoño. Ingmar e Ingrid Bergman.

Así que ¿no es mejor escuchar las canciones de los gigantes en vez de oír tararear a los enanos? 

Marisa Isac

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